Pero la realidad, es otra, bastantes líderes
elegidos por el pueblo, casi la mayoría, una vez que llegan al gobierno, no
cumplen sus promesas, y algunos hasta sus planes de gobierno y hacen una
alianza con los “chicos malos”, que en sus campañas prometieron combatir, por
lo que traicionan la Fe Popular, y como ellos, mintieron y traicionaron; los
chicos malos, es decir los delincuentes se ven envalentonados, para seguir con
sus fechorías.
Entonces estos chicos malos, ya no ven al
estado peruano como un ente correctivo, sino, como un aliado, al cual podrán
acceder, porque tiene el mismo ambiente infectado en el que ellos viven, es
decir el ambiente corrupto o de la corrupción, donde todo vale y lo principal
se puede comprar con dinero; y en el Perú, lo que abunda es el dinero ilícito,
es decir el dinero proveniente del proceso de la “hoja sagrada” en droga.
Por lo que, si el estado peruano, no puede
filtrar a los candidatos a ser representantes del pueblo, porque también está
infiltrado, porque sus funcionarios accedieron a esos puestos, pagando cupos
(Provenientes, tal vez, de la comercialización de la hoja sagrada); al partido
que gobierne; entonces, no tiene la capacidad moral para fiscalizar, a sus
paisanos, aliados, socios; porque como ellos también estarán dispuestos a pagar
su cupo; creando así un círculo vicioso
de corrupción; donde las personas honestas serán vistos como una especie de
marcianos.
Y eso, es lo que se ve ahora, los candidatos,
no son elegidos en plenarios de partidos o movimientos, sino, quien puede pagar
una campaña, por lo tanto quien tiene dinero, para hacerlo, por lo que en el
mejor de los casos, podríamos llamar, al tipo de gobierno del Perú una
Pluto-Cracia, que viene de las voces griegas: Ploutos y Cracia; o Riqueza y
Gobierno, o gobierno de los ricos.
Pero, como la riqueza obtenida, no es producto
de ninguna hacienda o industria, que denote una clase pudiente, que se pueda
llamar Burguesía-Peruana, sino que son dineros y riqueza, probablemente
producto de la corrupción o del tráfico de droga, estaríamos hablando de un
gobierno de delincuentes y como en el Perú, la voz popular llama al corrupto y
al delincuente: “Rata”; estaríamos hablando de una Rata-Cracia.
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