domingo, 7 de septiembre de 2014

El Psicópata Perfecto

Si Ollanta Humala, llegó al poder, no fue para ejecutar su plan de “La Gran Transformación”, que había prometido al pueblo peruano, al parecer esa no fue su motivación principal, sino su cuartada, su entusiasmo real fue su “espíritu de  cuerpo”, es decir la necesidad de salvar a sus colegas oficiales, que como él, estaban citados por la justicia, por la participación de la Fuerza Armada, en la llamada “pacificación nacional”, por unos y “guerra interna”, por otros; entonces ésta es la explicación que se podía dar a la presencia de Daniel Urresti, en el cartera del Ministerio del Interior, quien tiene un requerimiento por la justicia, como testigo, por el asesinato del periodista Bustíos y de otros casos de tortura y de intento de asesinato, como la de una empleada de correos.

Entonces el citado ministro es el más popular, según las encuestas, al punto que ha vuelto remontar la subida en las encuestas, porque el gobierno de Ollanta Humala, venía cayendo en barrena, porque el piloto automático, que le dio la CONFIEP, ya no servía, pues en la juerga de los primeros años, el seudo-piloto Ollanta, siguió  los exigencias de su navegante Nadine y se olvidó calcular algunos parámetros, como el combustible, velocidad del viento, campo magnético y se confió en el piloto automático. Entonces entró en barrena, pero llegó Súper-Daniel Belisario Urresti, enderezo la nave y ahora usando sus súper-poderes ya  la lleva volando...
Al parecer esa podría ser otra de las explicaciones mitómanas, que podríamos creer, ya que cada cuento que nos cuentan los medios de comunicación, sobre la efectividad del ministro más popular que solo puede ser creíble en una mente infantil y que como ha sucedido siempre, porque su popularidad está ligada, no a la razón sino al  aplauso. Entonces Urresti, pareciera un participante más de los programas basura de la televisión; porque ambos son impuestos por la derecha, que quiere mantener embobada a la población, para que lo que ella hace, es decir los grandes empresarios, el capital transnacional, no sea cuestionada por alguna eventual inteligencia del pueblo.

Entonces Urresti, es un caso peculiar de lo que se podría llamar un psicópata perfecto, que como escribía Ian Fleming, en su novela sobre James Bond, el agente inglés al servicio de su majestad:”Con licencia para matar”. Pero a diferencia  del héroe de la novela, que mata a los enemigos de la corona, que siempre son jefes de organizaciones, mafiosas y terroristas, que ponen en peligro la paz del Mundo. Nuestro agente, cuando era oficial de inteligencia es acusado de matar a un periodista e intentar matar a una oficial del antiguo correo peruano, previa tortura; y luego negarlo; para luego, eludir la justicia y como pago, ser encumbrado como el ministro favorito, que ayuda a levantar las encuestas a su presidente y colega Ollanta Humala.

Entonces si vemos las características de un psicópata, veremos, que el mismo es: Manipulador, le gusta usar la violencia contra víctimas indefensas; es mitómano, porque usa la mentira como instrumento de dominación; no tiene sentimientos de culpa; y especialmente le gusta ser el centro de atención (figuretismo), pero a diferencia del psicópata el sociópata, convive socialmente con sus actos, porque el sistema se lo permite, por eso me atrevería llamar al sociópata, el psicópata perfecto.


Entonces, recurriendo nuevamente a la literatura, recordemos a Frankestein, que fue creado en un laboratorio, con los miembros de cadáveres extraídos de sepulturas, para crear un humanoide, que satisficiera, el ego de su creador, al final el mismo, resultó una creación monstruosa, que no fue aceptada por la sociedad y por supuesto rechazada, porque era antinatural e inhumana. Entonces Ollanta que siempre está acostumbrado a obedecer, sino es a su esposa, es a sus antiguos instructores militares o algún poder “superior”, como la CONFIEP, va a mantener a Urresti, porque ambos son la creación de un laboratorio, que se llamaba “Escuela de las Américas “o su derivado actualizado, hay algunos militares latinoamericanos, que resistieron ese proceso de bestialización, como Hugo Chaves y Rafael Correa y lo superaron; pero los mencionados en éste escrito, al parecer, no han podido.

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