domingo, 28 de septiembre de 2014

El aumento de la violencia

La sociedad peruana, en la medida que crece su población y se habla de un auge económico, durante éstos casi 25 años ha visto deteriorada su tabla axiológica, ya que los valores, que podría haber habido en generaciones anteriores, se han ido perdiendo, siendo reemplazados por valores dictados por la sociedad de consumo, de un capitalismo salvaje, sin reglas y sin respeto. Es así que las generaciones más jóvenes han perdido contacto con sus ancestros, especialmente andinos. En reemplazo, de éstos ha surgido el prototipo del joven, que para realizarse  tiene que hacerlo desde la perspectiva individual, generando ingresos, como sea, para obtener y acceder a los valores de consumo de una sociedad, que se vuelve exigente,  en procesos como el arribismo social y el descasta-miento cultural. Entonces se ha generado una sociedad que crece y para mantener los parámetros exigidos por los grupos de poder, usa los recursos de la violencia.

El inicio del proceso de bestialización de la sociedad peruana viene de la mano con el auge del narcotráfico, que a medida que creció necesito del auxilio de un grupo subversivo que le proporcionara una cortina de humo para seguir operando, como ha sucedido también en otros países de América Latina y del Mundo, pero detrás del auge de éste tipo de actividad ilícita ha habido siempre la  mano negra de los intereses imperiales que impulsan el narcotráfico y a la ves dicen que lo combaten, pero que usa sus beneficios para sustentar “dinero negro”, es bueno recordar lo que fue el escándalo “Iran-contras” y el coronel Oliver North, operador de la CIA,  que usaba los recursos del narcotráfico para solventar operaciones ilegales en Nicaragua a finales de los años 70, o, que en Afganistan, el tráfico de opio ha subido exponencialmente después de la intervención de la coalición durante éstos 13 años.

Se entiende entonces que el proceso de violencia en que ésta inmersa la sociedad peruana, no es gratuita, es parte del método de dominación, mediante el terror, que ha dejado de pintarse con  la ideología marxista-leninista-maoista- gonzalista, para dedicarse al sicariato, a la muerte por encargo, ya no con el pretexto de que la víctima sea un delator o “soplón”, sino porque se ha salido de los parámetros y exigencias de los nuevos asesinos. Pero el patrón  de la violencia es el mismo, lo que han cambiado solo son los operadores, ese patrón se llama narcotráfico y el narcotráfico, no solo es cosa de delincuentes, sino, es parte de una política global,  que puede usar a países como Perú o Afganistán, como productores de coca o de opio, los cuales proveen el narcótico que se comercializan a muy alto costo en los mercados de Estados Unidos y de Europa principalmente.

Para mantener a los grupos que producen droga, se crean guerras internas, con grupos terroristas y también con la intervención de milicias de estado, en  guerras, que parecen nunca acabar, donde se dice, se promete que se va erradicar la droga, y cuando después de la interdicción ésta actividad de producción crece aún más y las sociedades como Perú o Afganistán, ven deterioradas su calidad de vida por el incremento de la violencia interna.


Es por ello que las acciones para combatir la delincuencia, especialmente las que hace éste gobierno resulten siendo  inútiles, porque, al  parecer, no se resuelven problemas elementales como quitarle la impunidad, a quienes son requeridos por la justicia, por crímenes de Lesa Humanidad, todo lo contrario se les premia con altos cargos dentro del estado peruano, entonces, éstos sujetos, se están convirtiendo en paradigmas de impunidad, que al igual, que la voz popular que dice “Roba pero hace obra”, se puede convertir en “No importa que sea asesino, con tal que haga circo”. Por lo que se puede decir, que éste gobierno está contribuyendo, más que ningún otro con bestializar a la sociedad peruana y pruebas a la mano, que los asesinatos con sicarios aumenta tanto, como la producción de cocaína.

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