sábado, 25 de julio de 2015

Danielito y Anita

Había una vez, una familia, que tenía dos hijos, un hijo varoncito, muy machito y avispado, pero que tenía el defecto de nacimiento de ser "mongolito" y una mujercita rellenita, que le gustaba vestir de hombrecito, andar en pandillas, pegarle a sus amiguitos, para defender a sus amiguitas, de las cuales celaba, cada vez que un muchacho se les acercaba, entonces ya creciditos, esperaban recibir la herencia de sus padres, que eran, un militar retirado que era mofa de sus compañeros, porque, estaba a órdenes de su mujer, que lo había dejado medio tonto de tanto chamico que le habían dado. Así que los chicos nombrados se llamaban Danielito y Anita, que ahora se peleaban por le herencia familiar, para poder seguir disfrutando el ritmo de vida con que sus padres los habían acostumbrado. Pero lo que no sabían, los chicos, es que sus papis, habían llevado una vida de aventura y derroche, y que ahora, solo les quedaba el 11% del 60% de la anterior participación de herencia, que ellos los padres, habían recibido, y del once había que pagar deudas, que sus padres con el sesenta, no habían pagado y encima se habían asumido créditos, pensando que la fortuna iba a ser eterna.

Entonces Danielito, que pensaba que iba ser el único heredero, fue enjuiciado sospechosamente por "loco", para declararlo interdicto, entonces como era medio taradito, solo aspiro a decir: ¡Malditas ONGs!...Sin pensar, que quien lo estaba maleteando, era su propia hermanita Anita, porque también, ella, quería ser la única heredera. pero como Anita era mas astuta, aprovechó el escándalo, propiciado soterradamente por ella, para salir publicamente a compadecer a su hermano Danielito, pero por otro lado, entre compasión y compasión metía la cizaña, para asegurarse que el tarado, no tome nuevamente vida.



Pero al ver éste pleito sin moral ni ética alguna, que guarde decoro o amor filial, sino algo así como la agilidad de una pandillera tras su presa, que hace mucho tiempo, era vista, no tan bien, por los albaceas de la herencia; entonces le echaron ojo, al movimiento, y le dieron la razón a Danielito, que al fin y al cabo, dado que es mongolito, gozara feliz, con el once por ciento y pensará en su candidez de que tiene aún sesenta. Mientras que a Anita, pensará, que tanto pantalón de traje diario, ya no vende, ni convence.





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