El actual presidente, Ollanta Humala Tasso,
recibió un país en inmejorables condiciones en su historia, con una economía
saneada, con un alto respaldo popular, con un piloto automático mediante el
cual no tenía que hacer ningún esfuerzo, solo gobernar; por lo cual al parecer
le invadió un sentimiento de confianza extrema y quizo entronizar una especie
de monarquía, donde él no era la persona que representaba a la nación, sino su
familia, entonces le nació la idea del “gobierno
familiar”.
Con las condiciones que recibió Ollanta el
país, si las hubiera sabido manejar, en temas como la Gran Minería y su contradicción
con los pueblos del Perú, por sus efectos de contaminación, cambiando algunos
artículos de la Constitución vigente como el
artículo 66, donde dice:” Los recursos naturales, renovables y no
renovables, son patrimonio de la Nación.
El Estado es soberano en su aprovechamiento”; mediante un plebiscito, si
el congreso, no lo hubiere hecho, dándole a los pueblos del Perú, la capacidad
de decidir si quieren, o no, minería u otro tipo de inversión; se hubiera metido
al bolsillo al pueblo y habría evitado la polarización y el desencanto popular. Ahora sería un líder, que no estaría preparándose para dejar el poder y pasar por sus
hechos, a la refrigeradora de la derecha, donde ésta almacena a políticos, como
los Fujimori, Toledo, García, PPK y los tiene ahí guardados, porque son
eventuales piezas de recambio.
En cambio, líderes como Evo Morales, Rafael
Correa, el extinto Hugo Chávez, los 2 últimos también militares, son líderes que
perduran, porque han dejado huella en el pueblo y el pueblo los necesita, por
eso no se van de su corazón; a pesar de los esfuerzos de la derecha y el
imperialismo porque se vayan.
Al parecer, la estrategia de Ollanta fue
rebajar sus atribuciones como Jefe de Estado que personifica a la nación y compartirlos
con su mujer Nadine Heredia, lo cual parecía más bien parte del reparto del
poder en un trono monárquico, gracias a esa decisión, la señora administra gran
parte del poder. Entonces, claramente a vista de todo el país, la señora se
volvió la persona más poderosa e influyente en la vida pública; por su
condición de Primera Dama, que le merece calificativos de sus aduladores, como
los de “Presidenta”.
Pero detrás de la señora Nadine, está un
personaje pintoresco llamado Ana Jara, que en la ciudad de Ica es recordada por
su opción lésbica; y dadas las
circunstancias, se convirtió en la mejor seguidora, defensora y vocera de Nadine Heredia; por lo cual su cercanía
definitivamente influyó en el carácter y las decisiones de la Primera Dama y
sus estrategias para copar el poder imponiendo una corriente feminista, controlando al propio Ollanta Humala. Entonces el gobierno, pasó a ser uno de
La Gran Transformación a otro que debía satisfacer los caprichos y apuros del clan feminista, en especial los apetitos
arribistas de Ana Jara, que pasó de notaria, a congresista, a Ministra de la
Mujer, a Ministra de Trabajo, a Primera Ministra y también la de otras
Ministras y congresistas que en nombre de la igualdad de género coparon el
gobierno.
Ahora al gobierno de Ollanta le falta poco y
en la práctica es un desastre; la corrupción ha crecido, la economía se ha
estancado, el mismo, como persona y militar ha hecho el ridículo, ensombrecido
por la falta de capacidad de proyectar una imagen propia y no familiar. El
resultado es que el pueblo, ya no cree en ese tipo de opción de izquierda
moderada y supuestamente nacionalista, ahora quiere rescatar al fujimorismo, al
que Ollanta de muy mala manera ha llamado “venidos de una cloaca”, con lo cual
termina torpemente con hacerles un favor, porque los victimiza, porque el escarnio
viene de un Jefe Estado, no viene de un candidato.
Es
decir, al parecer, los personajes cercanos al gobierno, en especial al entorno
de Nadine y Ana Jara, se les ha subido los humos, no se dan cuenta
que están en cuenta regresiva, que éste gobierno no cuajó en su trayectoria
nacionalista, gracias a ellos, que demolieron la imagen de su líder Ollanta Humala, permitiendo que la derecha
recicle al fujimorismo.
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