El horrendo crimen sucedido en México contra
la vida de 43 estudiantes mexicanos, ejecutada al parecer por un comando
paramilitar denominado Guerreros Unidos, da a conocer al Mundo entero, los
alcances del nuevo poder que se cierne sobre algunas sociedades, como las de México,
Colombia, Perú, Afganistán; que son las
principales productoras y comercializadoras de droga, ya sea la coca y su
derivada, la cocaína, y el opio y su
derivado, la heroína; son sociedades en que la delincuencia organizada, se ha
coronado; como la nueva plutocracia; producto del lavado de dinero; que ha
tomado metódicamente el poder político y ha creado narco-estados; donde las
instituciones tutelares, son meros títeres del poder omnímodo que recae sobre
un clan o familia que tiene el control mayoritario del negocio ilícito, y que
por su carácter de sub-clase proveniente del lumpen-proletariado, su conciencia
de clase es nula y no tiene moral o valores, que aten su accionar a las reglas
mínimas que forman una sociedad civilizada. Por ello, el accionar de los “Guerreros
Unidos”, puede rivalizar con la violencia ejercida, también sobre la población,
por parte de los fanáticos religiosos, que conforman el Estado Islámico, grupos
violentos que tienen su raíz en los Talibanes, que combatieron al Ejército
Soviético en Afganistán, y que como el
narcotráfico en México fueron alentados por el servicio secreto estadounidense.
Aquí en el suceso de México, hay un detalle,
que puede ser la parte que desencadenó la tragedia y ese el poder disuasivo,
que llevó José Luis Abarca Velasquez, el
alcalde Iguala, que formaba parte de éstos grupos violentos, arriba
mencionados, a tomar la decisión de movilizar a los Guerreros Unidos y ese es
el de su mujer María de los Ángeles Pineda Villa, que por proteger la ambiciosa
carrera política de la señora, se inició la persecución de los estudiantes, no
para disuadirlos, si no para matarlos y desaparecerlos, siendo estos quemados.
El alcalde de Iguala, al parecer ya está
retenido por las autoridades hasta que
se encuentren “las pruebas”, que justifiquen su juzgamiento y posterior
encierro; todo esto si la justicia mexicana logra superar la valla, que le
impone el crimen organizado, de lo contrario, estaríamos ante un sometimiento
del estado mexicano, a la mafia. Por lo pronto el presidente de ese país, Peña
Nieto, se fue de ronda internacional, durante diez días, para no enfrentar la
indignación del pueblo mexicano, que llegó a quemar la puerta de Palacio
Presidencial. Pero de quien no se sabe nada es la del “motivo” de la matanza, es
decir la señora Pineda de Abarca, quien debe estar protegida al buen estilo de
una “madrina”, del crimen organizado.
Esto nos demuestra, el poder detrás del trono,
que tenía María de los Ángeles, solo puede ser comparado con el de Herodías
sobre Herodes Antipas, cuando la primera aconsejó a su hija Salomé que le
pidiera a Herodes la decapitación de Juan el Bautista; solamente que en vez de
la cabeza de Juan, pidió, la incineración de 43 estudiantes de la Escuela Rural
Normal de Ayotzinapa.
Por ello, eso de los “Gobiernos Familiares”,
parece un asunto peligroso, porque democráticamente se delega el poder sobre
una persona, que va a representar una nación, no se elige a una familia; porque
el concepto de líder o individuo, es distinto al de una familia, que
representa, otro tipo de intereses y especialmente motivaciones, como se ha
visto en México; los gobiernos familiares, solo funcionan en las monarquías,
donde el pueblo, no elige, sino acepta que una familia, lo gobierne y cuyo
poder autoritario, está encima de otros poderes.
Entonces, tenemos que las mujeres que
acompañan a los líderes del crimen organizado, les da el gusto de formar “Gobiernos
Familiares”, los cuales usan de plataformas, para preparar las condiciones y
después tomar ellas el poder ; y en el transcurso, hacen lo que hizo María de
los Ángeles Pineda Villa, limpiar el camino. Por ello, cuidado; que se viene el
tiempo de las “madrinas”, que quieren hacer lo quieren, escudándose en su condición
de mujeres.
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